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Viendo como transcurre las primeras semanas de esta web, sus contenidos, las benditas colaboraciones que estoy teniendo y a las que tanto tengo que agradecerles, hoy inicio yo mi propia «columna» a la que voy a llamar –«TRATA A LOS DEMÁS COMO QUIERES QUE TE TRATEN»– ; y no puede empezar esta de otra manera, inspirado en la roca donde descansa toda nuestra vida:
Del Evangelio según San Mateo (7. 7-12).
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.
A la lectura del Evangelio, que será la inspiración de la columna, le añado yo la siguiente premisa que intentaré cumplir: Insistiré una y mil veces que no soy ejemplo para nadie, que solo cuento lo que se, que es estrictamente lo que a mí me acontece.
Vamos allá con la primera.
Columna: “TRATA A LOS DEMÁS COMO QUIERES QUE TE TRATEN”
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COFRADES CONFIRMADOS
S e preguntaba Juanjo en su primera columna ¿Por qué hago todo esto? Me contesto a mí mismo; Y no el porqué, si no el resultado final de ese proceso, y es que este discurrir cofrade, me está sirviendo para conocerme mejor a mí mismo y por supuesto, para acercarme más a Dios, viendo en la cotidianidad de lo que me acontece, gracias a mi pertenencia a este “mundillo”, su mismísima providencia divina.
El otro día, un amigo, de los que conozco con la coletilla de cofrade, costalero para más señas, nos hacía partícipes de la buena nueva. De cómo en la madurez de sus cuarenta y pocos, había recibido el sacramento de la Confirmación.
Me sentí plenamente reconfortado al saberlo, como así quise transmitirle a él de manera privada y directa, y hoy hago aqui pseudopublicamente, para añadir así que, una de las experiencias más gratificantes y enriquecedoras que he disfrutado, estando integrado en la Hermandad de los Gitanos es recibir catequesis para mi Confirmación, de D. Adolfo, nuestro Director Espiritual, para yo también, en esa madurez de los cuarenta y pocos recibir el precioso Sacramento.
Hoy puedo asegurar que entre otros beneficios conseguidos, sin contar el recibir al Espíritu Santo, tuve la suerte de tener la excusa para releer la Biblia, que nunca tiene desperdicio. Incluso añadiría el de asistir a clase, o las charlas con el páter y cómo no, los nervios y emoción de la propia celebración, la familia y los amigos que me acompañaron ese día (mi hermana fue mi madrina), y cual colegial, hasta los regalos recibidos. Fue todo ello un complemento perfecto y envoltorio precioso al recibirla.
Pero en verdad, de lo que más me siento lleno al recibirla, tras ser ungido, es el saber qué así, con la etiqueta de cofrade por medio, he sentido como me acerco más a Dios mismo, a la Madre Iglesia, a mis Titulares, a mis Hermanos. Y por supuesto, ese sentirme bien y completo, para además saber llevar mejor la cruz de mis penitencias cofrades.
Seré aun más sincero, voy más lejos. Me sentí además mucho más reconfortado al recibir esta noticia, porque este hermano, como le he etiquetado, viene del mundo del costal, mundo que ahora voy conociendo más en profundidad y donde a fuerza de seguir siendo totalmente sincero, no veo yo muchos interesados en recibir catequesis de este estilo, con lo bien que les vendría, o de cómo no, confesarse con un pater antes de la procesión.
Porque a fuerza de ser más sincero aun, en este mundo del costal no tengo yo todas las esperanzas puestas, por ejemplo, a que una vez abandonada la trabajadera, alguien se vista de hábito para seguir haciendo penitencia en procesión con su Titular, que sería casi lo normal.
En esta explanada de sinceridad con la que estoy escribiendo, como si nunca lo fuese….., también quiero contar que la foto que ilustra este texto, ha sido siempre una fuente de inspiración en mí, para no verlo todo perdido. La foto de un costalero, uno de raza, de los de verdad, de los que siempre quiero a mi lado, tan solo uno, de los muchos que tenemos, un Miércoles Santo, arrodillado, rezando en silencio ante el Santísimo, mientras sus hermanos encapuchados hacen su Estación Penitencial en la parroquia de la Santa Cruz. Confieso cual metido en un confesonario me hallara al escribir estas líneas, que esta ha sido una de las imágenes que mas me han gustado de siempre, por quien la tomó, otro grande, por donde y cuando se hizo y por quién es ese costalero.
Termino. Sabiendo que la Confirmación es uno de los tres Sacramentos de INICIACIÓN, repito, INICIACIÓN a la vida cristiana y que se recibe igual de bien o mejor a los cuarenta que a los dieciséis, hoy todo esto me ayuda a que mi vida se reconforte y vuelva mis pensamientos sobre las enseñanzas de mis primeras catequesis donde me iniciaron al deber de tratar a los demás como quiero que me traten a mi, como la regla de oro de un católico que además es cofrade.
Por Carlos Elipe Pérez