Son estas fechas, en las primeras semanas de enero, días de igualás y de inicio en los ensayos de las cuadrillas de costaleros. Pero estando la situación sanitaria como está, nadie puede pedir que tales reuniones se produzcan. Sería un temeridad, una irresponsabilidad proponerlas y un sinsentido quejarse porque no las haya.
Los costaleros, por definición son gente noble que acata las órdenes de su capataz, a ciegas, sin rechistar. Esta vez no va a ser diferente. Está asumido que en este 2021, no habrá igualás, no habrá ensayos, no habrá procesiones.
No me veo capacitado ni para representar al colectivo ni para escribir sobre lo que siente un costalero, por lo que he pedido a tres de ellos, sin entrar en muchos pormenores, a modo de atraco, que me cuenten lo que se les pasa por el corazón y la cabeza estos días, al tener ya la certeza que este año, no nos encontraremos al calor de las trabajaderas.
Son Fernando del Pozo, Juan Ignacio Migens y Francisco Pulido los que me han prestado su voz para poner en negro sobre blanco que siente un costalero en estos momentos tan penosos. Quien los conoce, sabe que estos tres benditos son un buen espejo donde mirarse. Quien no tiene esa suerte, se los recomiendo.
Carlos Elipe Pérez.

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“Siento decepción, frustración… al saber a día de hoy que no podré ponerme el costal este año. Incluso un sentimiento de fallar a mis Titulares.
El saber que este año ni siquiera podré apretar esos tornillos, o sentir esos abrazos que van de año en año y que no estarán ellos, ¡¡¡mis hermanos de faena!!!.
Saber que no oiré esa voz rota de mi vocero!!!. Eso me rompe el alma…..
Alguien me pregunta que puedo sentir en estos momentos….. Soledad mucha soledad.
Fernando del Pozo.”

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“Realmente lo peor es saber que ELLOS NO VAN A SALIR. Los ensayos, al final, lo que buscan es eso… Llevé peor el año pasado que se nos cayó el tinglado en el penúltimo ensayo.
Aunque el estar con los compañeros no tiene precio, el oír el crujido de la madera, las caras de ilusión de los nuevos (y de los veteranos) el jaleo de la igualá… Pero todo eso tiene sentido porque hay un fin común, un objetivo… que este año lamentablemente no será.
Que no tengamos igualá o ensayos, digamos que son gajes del oficio.
Juan Ignacio Migens”

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“Por estos días, pasada la pascua navideña comienza el cosquilleo, los nervios en el estómago esperando el aviso de hermandad o de mi capataz para acudir a la igualá.
Nervios al saber que ya está aquí esa primera convivencia del año con tus hermanos costaleros, de resumirles tu vida del año anterior, de ver esas caras nuevas que llegan a la igualá, pero no a una igualá cualquiera… a la igualá de los Gitanos. Volver a ese momento en el que pasan lista por palo, deseando que te nombren y que el capataz toque tu cerviz para igualar a la cuadrilla. Ver los nervios en los nuevos, llenos de ilusión y que se acercan a preguntarte: ¿entraré? ¿Crees que habrá hueco? Miradas cómplices entre todos los presentes sabiendo que se acerca un ensayo, y pronto aparecerá ese ratito de diálogo entre la trabajadera y tú.
Pero por desgracia, nada de eso pasará, ya que las cosas hoy en día solo son un reflejo de la realidad vivida antes de esta pandemia, que a todos nos deja fuera de juego……
Fco. Pulido «er Puli» ”.

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