Foto de Portada: www.hermandadlosgitanosmadrid.es
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Es sábado es 27 de febrero de 2021 y se cumplen once años de aquella mañana de sábado de 2010, cuando llegaron los Titulares de la Hermandad de Los Gitanos a la parroquia del Carmen y San Luis Obispo.
Por este motivo, recupero para esta web mi colaboración con el boletín de la Hermandad aparecido el pasado mes de enero que habla de aquel día.

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ESTUVE ALLÍ
Se ha cumplido el décimo aniversario del desembarco gitano en la parroquia del Carmen y San Luis Obispo. Bonita palabra desembarco, llegando a una parroquia tan marinera. Un cambio de casa que se me antoja trascendental para la vida en la Hermandad y que quedará en nuestra historia para siempre.
Sin desvelar las deliberaciones y los acuerdos del Cabildo de Oficiales al que pertenecía en ese momento y al que le tocó lidiar con la situación, creo que es bueno recordar para comenzar este relato que la Hermandad se vio obligada al traslado de sus Titulares a otro templo, planificado inicialmente de manera temporal, ante el cierre de Los Jerónimos, donde en su interior se iban a llevar a cabo unas profundas obras de restauración.

La Junta de Gobierno supo con tiempo suficiente la intención de tales reformas, con lo que pudo manejar diferentes alternativas de traslado, si bien es cierto también, vivimos con cierta incertidumbre el inicio de las obras, ya que nunca parecían llegar y cuando lo hicieron, no fue precisamente en el mejor momento, muy próxima la Semana Santa.
La elección de la fecha de traslado, tan solo a treinta y dos días del Miércoles Santo y que tanto trastorno suponía no fue por elección propia, sino derivada de las circunstancias impuestas. La Hermandad estuvo en su casa de los Jerónimos hasta que se lo permitieron.
Como Dios aprieta pero no ahoga, la providencia nos entregó en esos momentos de incertidumbre a D. Adolfo Lafuente, quien facilitó mucho nuestra irrupción en la parroquia y ya desde las primeras reuniones preparatorias previas a nuestra llegada, siempre expresó su deseo que esta estancia no fuera temporal y si definitiva.
La mañana del sábado 27 de febrero la recuerdo como si fuera antes de ayer. Amaneció con cierta humedad pero soleado, consiguiendo que no hiciera demasiado frío para ser invierno.
En mi caso, fui directamente al Carmen para recibirles. Los primeros hermanos en encontrarme, en el parking, la familia Macias-Vega quienes llevaban un enorme ramo de flores para ELLOS. Me reconfortó ver que pese a tan temprana hora, no iban a estar solos.
Era casi conmovedor ver a ese grupo de hermanos, que esperamos expectantes en la puerta de la calle Salud a que llegaran.
Y se paró el tiempo. Silencio y respeto extremo para recibidlos.
Entró primero el Señor, seguido de su Madre. Oración sentida durante los escasos metros de procesión caustral hasta la que sería su capilla.
De ese recogimiento del que participamos todos los presentes en los primeros minutos de su llegada al templo, a la capilla, se denota que no haya prácticamente imágenes del acto. Vivir el momento sin la necesidad de sacar el móvil para hacer fotos.

Llegó el turno para la Priostía, las Vestidoras y Camareras, quien siempre miman a nuestros Benditos Titulares.
De ese premier día, me alegra recordar que puede estar allí y así poder contarlo. Y sobre todo darme cuenta lo importante que es poder acudir a nuestra Hermandad, vivirla, para disfrutar de estos momentos, todos especiales, que ahora tanto echamos de menos.
Carlos Elipe Pérez.