«LLAMAR A LAS COSAS POR SU NOMBRE parte 2» por Carlos Elipe

Foto de portada: Procesión en Cañete (Albacete)

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Soy cristiano, y con esas gafas lo veo sencillo: soy del Señor de la Salud y noto como Él siempre me acompaña, nunca me deja solo.

Tras la revolera que formé con mi artículo del veinticuatro de julio, he sopesado mucho todo lo que me ha ido pasando desde ese día. Creo que no es momento para desfallecer y sí, seguir haciendo lo que esté en mi mano.

Desde el hall de un hotel, fuera de Madrid, desde donde escribo estas líneas, la verdad es que mucho no puedo aportar, más allá del compromiso hacia mí mismo, para que los artículos sobre mi Hermandad de Los Gitanos de Madrid, deben continuar siguiendo la línea emprendida, hablando de lo que sé y llamando a las cosas por su nombre.

No pretendo que cada vez que escriba suba el pan. Únicamente contar mi verdad, que seguro a veces no le parecerá la misma verdad a otro Hermano, pero ahora mismo, entre la supuesta libertad que se tiene al dar la callada por respuesta y el compromiso que supone dar la cara, con nombre y apellidos, me quedo con esto último. Callarse, no responder, quedará para momentos más sencillos.

Creo que ha quedado cristalino, que no estoy de acuerdo con lo que está sucediendo, pero eso no tiene nada que ver con lo orgulloso que me siento de pertenecer a la Hermandad de Los Gitanos de Madrid. Como sé que lo están todos mis Hermanos.

Por muy diferentes que seamos, si no hay un mínimo orgullo de pertenencia, nadie da el paso, jura las reglas, paga una cuota, se compromete poniéndose la medalla de Hermano. Tomos somos iguales.

Una Hermana fundadora, ahora retirada de la primera línea, con ese pose que le da la experiencia y formación que yo no tengo, fue quien me enseñó cómo debe ser respetada la forma en la que cada uno de nosotros vive su religiosidad, y saber encajarla en una Hermandad como la nuestra. No somos domesticables, y la fe hay que vivirla en libertad.

Pero atravesamos tiempos difíciles y cada uno de nosotros debe aportar lo que pueda, no vaya a ser que nos presentemos el Miércoles Santo y no haya Cofradía.

Daré un dato real, empírico y difícil de entender en la situación actual: en la Misa de septiembre comulgaron quince Hermanos, ni uno más ni uno menos. Lo sé con certeza, los conté desde mi banco. Que cada uno saque sus propias conclusiones.

Con esas cifras de asistencia, con qué datos debe contar la Junta de Gobierno para preparar la cena del Manos Morenas. Luego les criticaremos por elegir un restaurante pequeño.

No quiero ser famoso, ni soy más libre, ni mejor persona por escribir lo que pienso. Insisto, no quiero quedarme de brazos cruzados, mientras veo como la Hermandad se descose.

Por ejemplo, hice público el nombre de a quien formalizaba la candidatura al Manos Morenas 2023. La mención Manos Morenas es algo que debe nacer de los hermanos de base y ahora mismo, esto no pasa.

Me explico. El año pasado, en la certificación del jurado se lee como quien lo obtiene es la única candidatura presentada y me dio bastante pena.

Lean bien, esto no quiere decir que Ángel no se lo merezca. Es justo al revés, hermanos como Ángel se merecen ese premio hasta setenta veces siete y la medalla de oro de la hermandad si nos pusiéramos de acuerdo.

Lo que intento explicar, es que, hay que dignificar cada paso que damos, porque los damos a mayor gloria del Señor, de la Hermandad y de la cultura que heredamos y debemos proteger. La lista de nombres de todos y cada uno de los premiados con el Manos Morenas de nuestra Hermandad es maravillosa y muy merecida. Por ellos y sobre todos por la memoria de premiados que ya no están entre nosotros, entre todos, debemos hacer que ese premio sea cada día más importante.

En el mes de julio, trasladé a un par de hermanos esta idea, la de intentar presentar una buena candidatura al premio, con un par de nombres, para que con ellos, la mención tomara de nuevo mucha presencia. Como no soy de dejar las cosas a medias, terminé por plasmar la idea en una candidatura.

Otro dato empírico. Tras entregar la candidatura a la Secretaria y hacer público el nombre de Inmaculada Galván, tres hermanos me llamaron para preguntarme donde podían votar la candidatura. Otros tres, me pedían sumarse a la misma, habiéndola ya presentado. Tres más, me felicitaron por la idea, pensando que el premio lo entrega directamente la Junta de Gobierno. Que nueve Hermanos no sepan en qué consiste el premio, no parecen muchos, pero viendo las cifras de participación en las Misas, son más del 50% de los hermanos que comulgaron en la última.

Si algún Hermano me lee y cree que hay alguien que se merece este reconocimiento, le pido por favor que presente la candidatura, que no se quede en casa con la idea.

Las circunstancias que transitamos no son fáciles y tengo la sensación que los hermanos sufrimos por ella un cierto letargo, que no nos beneficia.

“Que puedes hacer tu por tu”, ese editorial tiene cada día más sentido. Búsquenlo, reléanlo.

No se trata de disparar a todas partes ni de matar al pianista. Cada uno de nosotros debe ser consecuente con sus actos. Yo asumo la Cruz que supone dar tantas opiniones en público.

No seamos como los de la foto que se ve en esté artículo, de lejos, muy aparentes, pero si nos acercamos, sin capacidad alguna.

La Junta de Gobierno está obligada, con acciones, información y transparencia a intentar que los Hermanos participemos de la vida de la Hermandad y los Hermanos, todos, tenemos que aportar nuestro granito de arena, respondiendo a las exigencias que se nos están planteando.

El éxito ahora mismo no consiste ir pasando en pie cada día, ya que para conseguirlo, algunas veces nos puede valer cualquier cosa. El todovalismo entierra el futuro.

Carlos Elipe Pérez

25 de septiembre de 2023 – San Cleofás, discípulo

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