MÁS CURAS COFRADES por Carlos Elipe

 

    Llevaba meditando varias semanas frente a esta hoja en blanco, si afrontar o dejar pasar la cuestión de la que hoy, por fin me pongo a escribir, para esta columna de Trata a los demás como quieres que te traten”, auto imposición que me hago a colaborar en la web que edito. No está siendo fácil. El tema no es sencillo pero hay veces que hay que mojarse.

   Católico comprometido me creo, que vive en Cuaresma permanente, 358 días al año. Todo lo que me acontece en el día a día me lleva una y otra vez a mi vida cofrade. Y seguro no descubro nada a quien en un mes de mayo anda leyendo una página web cofrade.

   Hace una semanas, en una de las muchas conversaciones cofrades que hago padecer y comparto con quien me acompaña en ese que hacer cotidiano, todo el santo día con lo mismo….., me preguntaron qué hacía falta a la Semana Santa de la capital, “¿una carrera oficial seria lo primero?” fue la pregunta.

   Mi respuesta fue directa: “Una carrera oficial no estará mal y tengo alguna idea al respecto. Pero creo que falta más de una cosa, no es tan sencillo. Yo por ejemplo echo en falta más curas cofrades, y así levantar la casa con sólidos cimientos”.

   Y así, casi llegando un año más a las festividades del Carmen, vuelve a venir una vez más a mi recuerdo D. Ángel Fontcuberta, como él mismo decía, “cofrade antes que cura”.

  Pese al desconocimiento general de la España cofrade, hay que explicar, hasta setenta veces siete si es necesario, el gran arraigo y tradición que en Madrid tienen su hermandades, cofradías y congregaciones. El ejemplo más grande, Medinaceli, con la devoción cristifera más notoria, hunde su fundación hace tres siglos. Ya sean de gloria, la de “San Antonio de Padua”, o la de “San Isidro”, como las de penitencia, «Santo Entierro» o «Alabarderos», hay corporaciones en la capital que nacieron hace cientos de años.

   Aun así, los actuales cofrades madrileños debemos ser honestos con nosotros mismos, ya que la realidad, hoy en día, es que los que integrarnos estas corporaciones en la actualidad y siempre generalizando, no tenemos una gran cultura cofrade. Y si no la tenemos nosotros, qué decir del público que nos ve. Es así, no hay que mirar para otro lado y decir, en la mía no pasa eso.

   Cuando hablo de cultura, me refiero a poder desarrollar una procesión como la del Silencio de Sevilla o la del “Miserere” de Zamora. Por ejemplo un pequeño detalle, no sería increíble que las farolas de nuestros recorridos atenuaran su luz a nuestro paso…. cuán lejos estamos de tener todos juntos en comunidad esa cultura para Madrid.

   Y no hay que ser muy listo ni ofender a nadie para entender que esa falta de cultura, por no llamarle conocimientos la tienen, también generalizando, los curas titulares de las parroquias donde se asientan nuestras corporaciones. Es así de claro. Siempre hay excepciones, claro que sí. Yo puedo contar en primera persona los casos que conozco, y como aquí en Madrid, tengo el privilegio de ir a la “derecha del padre”. Trabajo, fijando por derecho a un cura costalero, que nunca pierde el paso, que en los ensayos silba todas las marchas que nos ponen y que convierte en un rezo cada chicota que hacemos.

   Y que puedo decir yo de D. Adolfo Lafuente, que no le dijéramos ya entregándole él Manos Morenas. No se puede entender hoy la Sacramental y Carmelitana Hermandad de Los Gitanos sin su Dirección Espiritual. Creo que se puede decir que Don Adolfo es lo más parecido a un gran cura cofrade que tenemos hoy en activo.

   Son sacerdotes que a mi juicio y perspectiva han entendido bien nuestra curiosa manera de llevar la piedad popular y la fe a las calles y además saben sacar provecho para sus parroquias de nuestra presencia en su sede.

   Hay más casos, seguro, como por ejemplo los es nuestro añorado “Cura Paco», o el lado más cofrade del actual Delegado de Actos Institucionales o del actual Delegado de Juventud y su pasión rociera, o el Párroco de San Andrés en Villaverde y las facilidades que pone siempre. De los casos opuestos, que los hay y ciertamente sangrantes, que se mojen los interesados.

   Pero creo que en realidad son pocos sacerdotes en activo a los que catalogaríamos de “cofrades”, que nos den una base solida en el conocimiento de las tradiciones y cultura cofrade, y que proporcionen un entorno proclive a las procesiones y cultos de las hermandades, desde dentro de la diócesis. Está claro que con una curia más, cuál sería la palabra exacta, más proclive, más implicada, más cofrade…. desde las altas instancias hasta los párrocos de base y en la situación actual de crecimiento continuo de la Semana Santa Madrileña, esta, daría un salto cualitativo y cuantitativo sin precedentes y podría entonces si hablarse de carrera oficial, de pasos entrando en la S.I. Catedral y cosas así.

   Ahora, al revés. Hay que mirarse hacia dentro y poner sobre las mesa que aportamos a la realidad diaria diocesana, las Hermandades y Cofradías, para que los integrantes sacerdotales de la diócesis metropolitana de Madrid se “interesaran” de manera explícita por nosotros. ¿Cuántas devociones sacerdotales salen de nuestras corporaciones? ¿Qué formación damos, tenemos o recibimos para no parecer tantas veces folclore? ¿Qué acciones y/o actos solidarios y de caridad podríamos acometer y brindárselos a los necesitados de la diócesis, si juntáramos el esfuerzo de todas las hermandades en lugar de hacerlos cada uno por nuestra cuenta? ¿No mejoraría todo esto nuestra imagen en la iglesia diocesana?

   Parece una pescadilla que se muerde la cola, pensando que debería ser antes.

   Por eso, soy partidario de que sin excusas, sin echarle la culpa al otro, que cada uno aporte lo que le sea posible, para mejorar y tratando siempre a los demás como quieres que te traten.

Carlos Elipe Pérez

 

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