MIÉRCOLES DE CENIZA 2018 – COMIENZA LA ESPERA por Víctor López Del Estal

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Por fin es MIÉRCOLES DE CENIZA, el del año del Señor 2018.
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  Para inaugurar el tiempo cuaresmal cuento con una nueva colaboración, que agranda y mejora a las ya aparecidas en este blog.
  Hoy tengo el placer de sumar a esta mi vida cofrade, la firma de Víctor López Del Estal, quien desde su blog  MIRADA COFRADE, mantiene el pulso durante el año a la pasión que a todos nos envuelve.
  El texto que nos regala, me parece muy propio compartirlo, sintiendo como hoy hoy es al fin, nuestro ansiado Miércoles de Ceniza.
  Víctor, de corazón muy agradecido.
 PD: Todas las fotografías son propiedad de Victor López Del Estal. Blog:  www.mirada-cofrade.blogspot.com.es/

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COMIENZA LA ESPERA



14 de Febrero, Miércoles de Ceniza. 40 días son los que nos
separan de nuestra tan ansiada y querida Semana Santa.
 
40 días cargados de sentimientos, preparativos, emoción… 



En vivencias de un cofrade, la cuenta atrás comienza mucho antes.
El mismo Domingo de Resurrección ya tenemos la mirada puesta en la siguiente.



365 días nos separan de ese instante en que se abran las puertas y pongamos en la calle nuestro patrimonio, nuestro esfuerzo y buen hacer.

Comenzamos el año con la mirada puesta en los ensayos, momentos de reencuentros con los compañeros, vivencias bajo el paso. Días de frío con el trasfondo de las marchas procesionales acompañando el paso.

Melodías interpretadas por músicos que con esfuerzo y dedicación ponen el toque maestro en cada estación de penitencia.

Tímidamente se van vislumbrando triduos, quinarios, vía crucis, besapies y besamanos. Imágenes que despiertan pasiones y que reciben el cariño de su gente.

Ya se va sacando también el ajuar para tenerlo todo a punto. Velas que iluminarán el camino del Señor hacia el Calvario y de una Madre que llora tras Él.

Las túnicas vuelven a lucir tras un año guardadas y las mujeres de mantilla prepararan sus trajes negros. Rosarios que portarán entre sus manos al igual que la Madre entre las suyas.

 

Flores que adornarán sus pasos dejando aroma a jazmín y nardos.
 
Calles angostas, transitadas durante el año, guardarán silencio durante siete días y sus siete noches. Rincones iluminados por la tenue luz que portan los nazarenos. El racheo de un costalero y la voz del capataz será su acompañamiento.
 
Las marchas procesionales marcarán el ritmo del paso y desde un balcón, la dulce melodía de una saeta hará romper en aplausos tan mágico momento.
Lágrimas de emoción de los devotos y de los que cargan el peso del madero bajo sus hombros. Costaleros y anderos orgullosos de poder llevar un año más a sus imágenes. 
Recuerdos también de los que ya no están y que un día nos inculcaron esto.

Víctor López Del Estal.

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