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Hoy tengo la fortuna de añadir una nueva colaboración en esta web y he de reconocer que me hace una especial ilusión. Casi podrían acusarme de corporativismo, pero contar en esta web con Diputado Mayor de Gobierno es para mi un plus.
Nos cuenta en primera persona sus experiencias como Diputado Mayor de Gobierno al frente de la Cofradía de la Virgen de la Estrella del Ensanche de Vallecas (Madrid), D. José María García Mateo.
Mi experiencia en el cargo, me da para decir sin temor a equivocarme, que aquí hay madera, y de la buena.
Chema, de corazón muy agradecido.
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MI GUARDAESPALDAS
MOTIVACIÓN PERSONAL
Si cada año intentamos acercarnos más a Dios a través de la Virgen y por tanto ser más marianos, he de decir que este año la he sentido más cerca… como cuando un lazarillo le pone la mano en el hombro a un ciego para que, con su ayuda, no se pierda y vaya por el camino correcto.
Hará poco más de un año, recibí una llamada en la que me hacían saber que precisaban de mi ayuda como nuevo Diputado Mayor de Gobierno (DMG). No me fue fácil aceptar, tuve que consultarlo con la familia y rezar mucho.
Ante todo, me preocupaba dejar sin atender la Diputación de Juventud de la cual me ocupaba; y además, con todo lo que este cargo implica, ¿era yo la persona adecuada? ¿estaría a la altura sirviendo de esta nueva manera a nuestra Hermandad?
Pero por contra, y por lo que me decanté y acepté, un hermano debe siempre estar al servicio de su Hermandad para ayudar en lo que ésta necesite o en lo que él cree que puede colaborar.
Dicho esto, afronté mi primer año como un reto. El reto de crecer como Hermandad, de llegar a Cristo a través de María e intentar mejorar cada año lo hecho el anterior. También me fortaleció saber que Nuestro Hermano Mayor y el resto de la Junta de Gobierno contaban conmigo, y como no, por mi noción de todas las partes del cortejo por haber sido tanto penitente como costalero en los años anteriores.
Pero para que se diera todo esto y poder hacer un buen servicio a la Hermandad, decidí apoyándome en la oración, con estos dos lemas de la Hermandad que fueron las primeras piedras que puse en este maravilloso camino, y que os invito a reflexionar:
- Mira la Estrella e invoca a María.
Somos marineros sin rumbo… Debemos tener presente que Dios la eligió a Ella para que fuera nuestro sustento, el ancla de nuestro barco que navega hacia la santidad. La Estrella de la Mañana que nos guía por este camino que es la vida. Decidí que María fuera mi nueva guía.
- Con María por la Cruz a la Luz.
No podía hacerlo solo, sin la ayuda de una madre en la que apoyarme, de Su Madre y Madre nuestra; ¿qué mejor manera que llegar a su Hijo que por Ella? Como cuando quedábamos en la casa de nuestro mejor amigo e intentábamos convencer a su madre… Por este motivo, el día dos de febrero, en su fiesta, me puse bajo su manto, para que Ella me amparara y me guiara durante la Cuaresma y el resto del año.
La Cuaresma comenzó el catorce de febrero, día de los enamorados, recordándonos así que durante ese período debíamos reforzar nuestro amor con Dios y con nuestros hermanos, y qué mejor manera de terminar este tiempo que haciendo Hermandad en nuestra Estación de penitencia. Ese período en el que sin Ella no hubiera podido compaginar los exámenes, el trabajo y los estudios con la organización de más de un centenar de hermanos y nuestra solemne banda.

VIERNES DE DOLORES
Pues bien, llegó el Gran Día; el día del estreno. El día en que casi todo tiene que, estar controlado, atacado mirando el tiempo en las tres apps del móvil mientras bostezo porque no he podido dormir de los nervios que tenía.
De pronto caen unas gotas, pero para al momento, sin mojar apenas. Como rápido y voy al Templo para cambiarme y comprobar que todo esté preparado: la vestimenta de los participantes, los enseres, las insignias, etc.…
Toda la tarde mirando al cielo, con lluvia intermitente y de diferente intensidad. La Eucaristía va un poco tarde, y cuando culmine hay convocado un Cabildo de Aguas en el que se tomarían decisiones en las que seguro nos íbamos a equivocar para algunas personas. Allí decidimos tirar para adelante aprovechando la poca tregua que nos daba la lluvia; eso sí, acortando la procesión para que ante todo Nuestra Madre no se mojase. De tal manera que consiguiéramos el objetivo, que la protagonista esa noche fuera La Virgen de la Estrella y nada más.
Consiguiendo montar el cortejo, aunque debido a su tardanza y al adelanto de la lluvia… Tuve que tomar la decisión de realizar la Estación de Penitencia dentro. Verdaderamente iba a ser un Viernes de Dolores. “¿Y por qué?” -Se preguntarán algunos.
Mi deber era evaluar rápidamente toda la situación antes de tomar una decisión. Lo que prima ante todo es el patrimonio que tiene la Hermandad, realizar el culto a la Virgen y por supuesto, estar todos los hermanos unidos. Dicho esto, ninguno queremos que, por salir unos metros con la Virgen, el agua toque su preciosa cara y que antes de lo deseable se empiece a deteriorar.
Hermanos, teníamos ganas de salir debido al esfuerzo que habíamos hecho y la dedicación y el entusiasmo que siempre le ponemos para que Nuestra Madre salga acompañada y se le pueda dar culto de la mejor manera posible.
Pero con todo el dolor de mi corazón tuve que decirles a esas más de cien personas que, este año y por primera vez, la Virgen de la Estrella no iba a recorrer las calles de su barrio. Se acerca gente, y todos nos dan sus puntos de vista. Pero la decisión está tomada. Le guardaremos culto como se merece y con todos los Hermanos juntos.
Déjanos, Madre y Virgen,
Antes de caer en el dulce sueño
Poner en tus manos lo que, en esta mañana,
Quisimos fuera sincera realidad.
Habiendo tomado esta dolorosa decisión, organizamos a todos los integrantes del cortejo para que fueran al Templo a recibir a la Virgen. Entonces, esperando allí, es cuando entra nuestra Madre y se empiezan a quebrar los corazones sabiendo lo que este cambio ha dejado atrás: horas poniendo flores, dejar la candelaria recta y alineada, ensayos de los costaleros, formación a monaguillos, …
Una vez dentro, después de la emocionante entrada de la Virgen, y con la banda acompañándonos; decidimos exponer el Santísimo, que su Hijo nos acompañara en este día tan especial para nosotros.; y que nos hiciera acercarnos más todavía a la Virgen.
Mientras estaba expuesto, a punto de acabar, subí al coro en el que estaba un amigo rezando. Pude comentarle como me sentía y él me dijo que mirara hacia abajo. Fue ahí cuando me di cuenta de lo que había supuesto mi decisión, los frutos que estaban dándose en cada uno de mis hermanos.
¿Que qué vi? Vi un templo con todas las luces apagadas excepto, la del Santísimo expuesto, que, acompañado de la mirada de la Virgen, iluminaba nuestros corazones. Ese día no pudimos iluminar el barrio con Ella, no. Pero sí que iluminamos a la Hermandad. Y creo que todos fuimos y somos conscientes de ello.

CORPUS
Dados estos maravillosos frutos, con la Resurrección y con la vuelta de la Virgen a la parroquia, celebramos juntos la Pascua y ahora tocaba pensar en la próxima salida, el Corpus. Una Hermandad tiene el reto de cada año superarse para que la Hermandad vaya avanzando paso a paso, y año a año. Viendo lo sucedido el viernes de Dolores y los buenos frutos que dio, había que mejorar la celebración del año anterior. ¿Cómo?
Decidimos sacar tres parihuelas y un paso. En este último iría el Santísimo, dándoles la oportunidad a nuestros costaleros que tras mucho esfuerzo y ensayos no pudieron llevar a la Virgen en su día.
Seguido del estandarte, fue una primera parihuela con el Niño Jesús de la Esperanza llevada por los niños de la Hermandad, que son nuestra cantera. Detrás de ésta, una reliquia de Santa María Josefa y acompañada de la imagen de dicha Santa portando así las Siervas de Jesús a su patrona. Y entre la Santa que da nombre a nuestra parroquia y el Santísimo, nuestra madre María, llevada por las mujeres de la Hermandad.
En esta última procesión he podido disfrutar al ver a toda esa gente contenta, orgullosa de todo el año, habiendo hecho este año más Hermandad. Y como la Virgen, nuestra madre, ha sabido poner Luz para haber crecido todos juntos y, lo más importante; habiéndonos acercado a su Hijo a través de Ella.
Y que el año próximo vuelva a acompañarla yendo tres pasos por delante, pero notando su mirada sobre mi espalda, como si fuera mi guardaespaldas.
Ella es la que tiene que guiarnos, dejemos que actúe en nuestros corazones. Así he vivido yo estos últimos 365 días con sus momentos difíciles, pero con su luz. Esta Estrella va guiando mi camino.

Y como la gratitud en silencio no sirve de nada, quiero dar las gracias a todas las personas que han hecho posible este año lleno de frutos, la publicación de este artículo, a mi madre y en especial a padre por inculcarme esta manera de crecer en la fe.
Jueves, doce de julio de 2018
Chema García Mateo
Hermano y DMG de la Hermandad de la Estrella de Madrid
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