ORACIÓN A JESÚS NAZARENO por Carlos Elipe

 

  Hace unas semanas, en un viaje de esos muchos que hago por trabajo, me volvió a pasar, la Providencia Divina quiso hacer en mí una buena obra.

   Cansado después de un larguísimo día de trabajo, sin ningún motivo, en lugar de refugiarme en el hotel que era lo que tocaba, me deje llevar, para dar un pequeño paseo y así estirar las piernas. La verdad que hacia frio y lo normal no era dar un paseo, pero….

   Podía haber elegido varias calles por las que ir, tomar varias direcciones, pero en realidad caminaba sin pensar, de puro agotamiento.

  Así, sin haber caminado mucho, al girar la segunda calle, me encontré de frente con una iglesia enorme, portentosa, de altos muros y grandes piedras. Tenía que entrar.

   Tuve que bordearla, para buscar la portada principal por donde intentar acceder a su interior. Por la hora podía estar abierta al culto, pero para mí desconsuelo, no era así.

   Un atrio desplegado en tres arcos, protege la entrada y una puerta, que no demasiado grande, está cerrada a cal y canto. Detenido en la contemplación de la portada, reparo en el tablón de anuncios, que se haya a mi izquierda. En un pequeño cartel, de no más de un DINA3, se puede leer “HAZTE COFRADE”. Mis pies solos me llevaron hasta allí, un lugar cofrade.

   La pena, no poder entrar para ver la talla de la Cofradía que allí se publicitaba y el interior de su casa.

   Terminada la contemplación y cuando ya contento por el hallazgo, del que daría buena cuenta luego en internet, me disponía a marchar, el portón de madera de aquella bendita casa crepito con estruendo y como dirían los paisanos, “abriose”.

   Sin perder la oportunidad que se me presentó, pregunte al señor que apareció ante mí, si la figura del Nazareno de aquel anuncio se encontraba en esta parroquia. El hombre todo amabilidad y cortesía, me respondió afirmativamente y me invito a pasar, encendiendo para mí, las luces de la capilla, mientras él, trabajador de la parroquia, se dispuso a mover sillas de un lugar a otro.

   En una especie de capilla lateral del templo, en un bonito retablo, descansando en su hornacina, pude contemplar la figura de Nuestro Padre Jesús Nazareno, una talla no demasiado grande, de vestir, con pelo natural, corona de espinas y la cruz a cuestas. Destacaría su mirada, intensa, sobrecogedora, impactante que me dejó maravillado.

«¡Oh Jesús, Divino Nazareno! Redentor del Hombre.
Al contemplarte cargado con la cruz en tu camino del Calvario,
vengo a ofrecerte el consuelo de mi compasión sincera……!

  Que quince minutos más extraordinarios en soledad, arrodillado, en oración, frente a ese Jesús del madero que tanto venero, frente a esa mirada arrebatadora. Que providencia mas extraordinaria me lleva siempre de la mano en esta vida cofrade que tanto sufro y disfruto, allá donde vaya. Por que las “Semanas Santas” de las ciudades que visito, no las comparo, las disfruto.

   Que amabilidad de aquel paisano dejándome pasar, tratando a los demás como quiere que le traten a uno.

   Por Carlos Elipe Pérez.

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La parroquia en cuestión es la de Santo Domingo de Guzmán en Oviedo, perteneciente al antiguo convento, ahora colegio, del mismo nombre.

La imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno es el titular de la “Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno” de Oviedo, con sede en la anterior parroquia. Podréis encontrar más información en www.nazarenosoviedo.com/      Facebook: @OviedoNazareno

 

 

 

 

 

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