COMUNICAR LA PALABRA DE DIOS

Desde los profetas que nos anunciaron la llegada del Mesías en el Antiguo Testamento, hasta cualquiera de los doctores de la Iglesia como mi santita carmelita, Santa Teresa de Jesús, no han hecho otra cosa a lo largo de los siglos que comunicar la palabra de Dios.

Quiero usar este término “comunicar”, más apropiado para la sociedad actual, arrancando el siglo XXI.

La primera acepción de comunicar que nos devuelve el diccionario de la RAE es “Hacer a una persona partícipe de lo que se tiene”. También me interesa la última, la 11ª “Extenderse, propagarse”.

Qué bien resume el diccionario lo que hacemos los cristianos con las enseñanzas que nos dejó aquel hombre crucificado por nosotros: hacemos partícipes al mundo del mensaje que nos ha sido entregado para que se propague y extienda por los siglos de los siglos, amén.

Intento explicar mejor esta perífrasis en lo de comunicar.

Comunicar siempre ha sido lo mío, primero por devoción desde bien joven y luego por profesión, dedicado al medio desde hace varios lustros. Esta web es una mera consecuencia de ello y de cómo he descubierto en la cincuentena la felicidad que me da el “comunicar” escribiendo.

Por lo segundo, por mis conocimientos profesionales, pude asumir en su momento la comunicación digital en mi Hermandad.  Cuando arranqué en estas tareas, en la Semana Santa de Madrid, el uso de internet y páginas webs para la comunicación del trabajo de las Hermandades era prácticamente inexistente por creerse irrelevante. Cómo ha cambiado la película.

En 2016, en un artículo publicado en el ABC, J.G Stegmann usaba para referirse a mi trabajo como comunity manager, el término de “prioste informático”. La guasa gorda que tuve que aguantar una semanas con esa coletilla.

En realidad qué razón tenía ella. Una Hermandad no se puede sustentar sin un gran equipo de Priostia que custodie su patrimonio y los enseres, los mantenga, los limpié y los ponga en uso.

Hoy se me hace inentendible, que en los cargos de una Junta de Gobierno no haya un responsable de comunicación que domine los medios y las RRSS. Y no vale llamarse a ser soy comunity manager porque soy joven y sé cómo funciona instagram, como no se es fotógrafo por tengo un buen móvil.

La comunicación lo que somos y hacemos dentro de nuestras corporaciones es algo imprescindible e innegociable hoy en día y hacerlo a través de internet para llegar a los móviles y los ordenadores que usamos todos los cofrades se ha convertido el camino más corto y eficaz.

Comunicar la palabra de Dios en el todovalismo imperante, es un gran error y si me apuras un gran fracaso.

Nuestra manera de comunicar debe tener un estilo reconocible, dejar un poso, un legado que pueda ser usado por quienes vienen detrás.

Pongo este ejemplo sencillo. No he sido capaz de saber los pregoneros de la Semana Santa en las Hermandades de Madrid o en arzobispado en 2015 o en 2017, prácticamente antes de ayer, y acceder al contenido de esos pregones.  ¿No fueron importantes en su momento estos actos para que quede un recuerdo de ellos?

He intentado estos días recopilar esa información para documentar bien este artículo y ha sido un trabajo “de chinos” que finalmente ha quedado inconcluso.

El esfuerzo, dedicación y compromiso del pregonero y todo lo que trabajó la Hermandad para llevar a término, no quedó como semilla para generaciones venideras de nuevos cofrades. Fue un acto de comunicación, de unas palabras que finalmente se llevó el viento.

Más. Para ver cinco publicaciones de interés en Meta (facebook y instagram) ¿Cuántos anuncios de cualquier pelaje nos ofrece el algoritmo para que los consumamos, antes de llegar a lo que nos interesa? ¿Esa es la manera en la que queremos llegar a los hermanos?

Me meto es este charco. ¿Cómo se ha formado, cuánto cubre y el lodo que tiene en el fondo?

Como parte, me desespera el pensar que todo esto es tarea estéril. Hemos visto en los últimos años como un mal endémico en Madrid dos situaciones antagónicas, alguien que se aferra al cargo y no lo echas ni con agua caliente que acapara la comunicación, y por el contrario, el que no puede dejarlo ya que nadie quiere hacerse cargo de la Corporación y termina trabajando como un mulo para que los demás nos divirtamos. Ahí empiezan los problemas.

En todas nuestras Hermandades esto de tener un equipo de “priostes informáticos”  debería estar tan bien resuelto, como lo está el cargo del diputado de Cultos o del Diputado Mayor de Gobierno. Incluso en los estatutos o reglas.

Deben existir cargos que acometan estos trabajos, adscritos o dependiendo de Secretaría que por definición es la encargada oficial de comunicar lo que acontece en la Hermandad.

No se puede poner a cualquiera porque tiene buena voluntad y un móvil con una buena cámara. La comunicación no puede ser de cualquier forma. Ni puede estar en manos de cualquiera sin conocimientos, que además no tenga ni los medios básicos.

Pero tampoco puede ser obligado el mismo de siempre a llevarla “sine die”, ya que lo más lógico, termina cansándose.

El trasmitir nuestra fe, el dar testimonio público de ella, el transmitir el palabra de Dios, el comunicar los evangelios, está en la base de lo que somos y debemos hacer las corporaciones penitenciales y esto no puede ser de cualquier manera.

Carlos Elipe Pérez

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