SOY ANDERA DE JESÚS DE MEDINACELI
MOTIVACIONES
Lo recuerdo como si fuera ayer mismo. Un día cualquiera, del año 2017 recibí en mi móvil uno de tantos mensajes que ahora nos llegan vía whatsapp. Era de una de mis primas, pero… no era un mensaje sin más. Me enseñaba la noticia publicada en las redes sociales de que Ntro. Padre Jesús Nazareno, mi Jesús de Medinaceli por fin salía en andas, por fin……, y lo mejor de todo, que desde la Cofradía estaban buscando gente para ser anderos,”hombres y mujeres” y una ellos ¡¡¡podría ser yo!!! ¿Por qué no?
Ni corta ni perezosa, y sin ni siquiera tiempo para poder digerirlo, busque a Javi para hablar con él (Javier Merino, también andero de Jesús). Se lo comenté y me dijo: “no eres capaz”…… ¡¡¡¡A mí!!!!
Desde allí mismo, sin pérdida de tiempo, llamamos al teléfono que se publicitaba en el anuncio. Nos respondió Manuel, informándonos muy amablemente de todo y con todo lujo de detalles: previsiones, ensayos, la ropa…. de todo.
Estoy segura que la emoción de ese momento, no permitió que no paráramos a pensar la responsabilidad tan importante que era dar ese paso. En esa bendita inconsciencia, no tardamos ni dos días en tomar la decisión definitiva. Era nuestro Jesús, nuestro Jesús de los viernes, al que tanto habíamos pedido, llorado, pasado ratos allí. Con Él en tantos viernes de marzo, de horas y horas en la puerta, aguantando una fila a la que en algunas ocasiones casi nos hemos incorporado en la calle Atocha, hiciera frío, calor o lluvia. Y pese a todo, nunca me ha importado, todo se pasaba cuando entrabas y estabas allí con Él.
Volvimos a llamar a para dar el sí. Se nos informó de cómo los ensayos serian cada noche de jueves. Justo ese jueves no podíamos ir por el trabajo de Javi, ósea que quedamos en que iríamos al jueves siguiente, pero que ese mismo viernes nos acercaríamos a la tienda para encargar la ropa de salida. Así lo hicimos, el viernes, sin siquiera habernos igualado y sin más que nuestra fe en Jesús, no fuimos a encargar los trajes. Como nosotros somos así de especiales, empezamos la casa por el tejado. Sin saber si podríamos salir o no como anderos, pues claro, Javi es muy alto y yo muy bajita y en la conversación se nos explicó que mi estatura si podría ser un problema para poder incorporarme a la cuadrilla. Es la providencia, Él lo quería y mi estatura al final, sería lo mejor.
SENTIMIENTOS
Soy católica por convencimiento propio. No me gusta el postureo, ni los golpes de pecho. Voy a Jesús de Medinaceli por mis creencias y convicciones. Es algo que hago con sentimiento, algo que sale de dentro y no se puede explicar. Es una mezcla de pasión, alegría, fe y devoción……
He procesionado muchas veces de penitente en Semana Santa acompañando a Jesús de Medinaceli, incluso alguna vez con cadenas. Pero ahora iba a ser yo quien fuera sus mismos pies, para “sacarlo” en sus andas por Madrid y que así luciera, si puede ser posible, más hermoso todavía de lo que es.
Me viene ahora el recuerdo del primer ensayo, “que nervios”, entrar a formar parte de algo que no conoces, un mundo completamente nuevo para mí. Tengo que confesar que me encanta la Semana Santa y voy a ver todas las procesiones que puedo, pero una cosa es verlas y otra vivirlas desde dentro.
Pues allí nos presentamos, a mi primera igualá, sin saber siquiera que era eso, donde por fin conocí a Manuel, la voz del teléfono, siendo quien me presenta a Ramón y a Oscar. Lo más recurrente y que seguro todos recordaremos siempre, el intenso frío, de las noches de ensayo, que sin embargo no hizo mella en nuestro ánimo. Tras ser igualada, por fin nos metemos debajo del paso. Escucho atenta las indicaciones, quiero hacerlo bien desde el principio: “siempre se empieza con la izquierda”. Nos dicen y repiten hasta la saciedad como nos tenemos que mover, como tenemos que andar……y sobre todo la campana, suena tres veces, la primera llamada y te colocas en tu sitio, dos toques, metes el hombro bajo el varal y coges una buena postura, el siguiente toque “arriba con Él”. Las primeras chicotás son sin peso, sólo movernos. Manuel (hijo) nos pone música “AMANECER CON TRIANA” lo recuerdo perfectamente. Allí mientras lo meces, porque Él estaba allí siempre, entre nosotros, se te pasan mil cosas por la cabeza. Luego toca encargar con peso……..buf, fue horrible como se clavaban esas maderas mojadas, te hacían polvo. Aguantar y aguantar, sonaba otra vez la música. Había momentos que se hacían más llevaderos, pero otros….
Reconozco que hubo ensayos muy duros, pesados, fríos, y tener que igualar siempre a los nuevos, se nos pasaba el tiempo, con lo que lo que menos hacíamos era ensayar. También tengo que reconocer que más de una vez pensé que no podría hacerlo, pero, al final algo en mi hacia que siguiera adelante. Y por supuesto, la mucha gente que conocí que hacía que se hiciera más llevadero, sabes que no estás tú sola en el esfuerzo y sacrificio y que ellos también los estaban pasando mal.
El mejor ensayo claro está, fue el que hicimos en la Basílica. Era una certeza que estábamos allí, viendo como ya estaba el paso montado, y sabiendo que no quedaba nada para el Viernes Santo.
Y como no mencionar el día del retranqueo, un momento íntimo de Jesús y sus anderos. Ya estaba todo, cada uno sabía cuál era su sitio, todo estaba preparado; últimas levantás, con esos movimientos tan bruscos. Con la ofrenda floral a Jesús y rematada con la entrega del diploma conmemorativo a cada uno de los anderos reconociéndonos nuestra pertenencia esta cuadrilla que volvió a sacar en andas a Jesús después de setenta y cinco años. Ya está, ya no queda nada, dentro de tres días, Viernes Santo.
EXPERIENCIA
Gracias a mi altura, que al principio me causó más de un susto, tuve la suerte de ser ubicada en el mejor sitio que me podría haber tocado. Un lugar privilegiado, pegadita al trono, que desde fuera no se me veía, pero al levantar la cabeza podía verle!!! Eso hacía que, pese a que el peso, que por momentos era muy grande, su fuerza, me ayudaba a llevarlo.
Después de meses de espera y días de ensayo, ha llego el día y estamos en la Basílica. Todos a la cripta para cambiarnos, mezclando calor, nervios y muy mal tiempo, que hacía que no supiéramos si podríamos salir. Nos llama al capataz y nos da la buena noticia, las nubes dan una tregua y podremos salir, aunque recortando el recorrido. Nos manda que formemos como si estuviéramos ya en el paso y poder hacer la revisión de ropa. Tras ella, una pequeña charla, bonita y emocionante. Abrazo reconfortante con los capataces antes de subir de nuevo a la Basílica. En ese momento, me derrumbé me vine abajo, empecé a llorar y no podía parar. Era una mezcla de emoción, alegría, nervios, miedo …….no sé. Mis hermanos anderos se portaron genial, todo eran abrazos, besos, alegría, aunque la verdad creo que estábamos todos asustados.
En un suspiro, ya éramos sus pies, cada uno en nuestro palo; el mío nunca lo olvidaré, el D10. El capataz da la orden, suena la campana y empezamos, pie izquierdo, siempre el pie izquierdo, hasta la puerta muy despacito. Llegamos a la puerta, donde el trono casi no cabe, por lo que nos toca meternos debajo del paso y dejar espacio para poder sacarlo. Despacito insiste Ramón, muy despacito, sin mover la cintura…… y de repente oigo la voz de Manuel: ”El Señor está en la calle””….. Eso no se puede explicar, ese sentimiento, esa emoción, ese cúmulo de cosas es indescriptible, eso sólo lo sabemos los ciento veinte Anderos que estábamos allí debajo, siendo los pies de Jesús de Medinaceli.
Fue cortita y dura, muy dura. Comentarios al respecto los hay para todos los gustos y colores, pero hay algo que no va cambiará nunca, lo demás me sobra. Y es que ese momento ya es nuestro y mío y no lo olvidaré jamás mientras viva, ya que, con orgullo puedo decir: soy ANDERA de Jesús de Medinaceli.
Ana Mª Campos Pérez.
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Pd.: Salvo la fotografía nº 3 «ensayo», el resto de las imágenes que ilustran este artículo son autoría de D. Rodolfo Robledo, quedando prohibido su uso, de manera total o parcialmente si la autorización expresa del autor.
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