Para hoy martes veinte de marzo, el martes previo a la Semana Santa 2018, cuento con la inestimable colaboración de mi amigo Elías Paramio Fernández, andero del paso de María Santísima de los Siete Dolores, para contar como se vive desde dentro, bajo el varal, el Viernes Santo Madrileño realizando la Estación de Penitencia en la Real Congregación de Esclavos de María Santísima de los Siete Dolores, Santísimo Cristo de la Agonía y Descendimiento de la Santa Cruz.
Elías Paramio Fernández
Elias, de corazón, muy agradecido por tu colaboración, que hace mejor este blog.
Cartel Oficial del Viernes Santo 2018 en la Hermandad de los Siete Dolores
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AL RUIDO DE LA HORQUILLA
“Al ruido de la horquilla, paso a paso, tramo a tramo, no habrá Honor más grande que poder llevarte”. Así empezó todo hace justo 7 años. Desde ese momento prometí a la Virgen un compromiso mayor, de más sacrificio y entrega, de seriedad y constancia, de devoción y honor, como es el ser andero.
Y es que la Virgen engancha, te hace sentir especial, es algo difícil de explicar con palabras. Con sólo una mirada, ese gesto de amor infinito e inmenso corazón consigue cautivarte. Muchas veces no somos conscientes, pero Ella siempre carga con nuestros problemas y sufrimientos, lucha de nuestro lado y nos escucha en todo momento.
Por eso, como bien dice nuestro capataz, nosotros somos fans de la Virgen, y presumimos de Madre porque no hay amor más grande y mejor manifestado que el suyo.
El andero guarda la responsabilidad más grande que es dar a conocer a la Virgen, cumpliendo con ello los 365 días del año, aunque sí es cierto que nos preparamos de forma muy especial para la Semana Santa y más concreto aún, para nuestro día grande, el Viernes Santo madrileño.
Anderos de Mª Stma. de los Siete Dolores. Foto: Rodolfo Robledo.
Y es que empieza el año y aunque queden varios meses antes de la Semana Santa, la cuadrilla de los Siete Dolores de Madrid, se organiza en sus varales para empezar a ensayar. Se notan los nervios, las ganas de volver a ver a todos los compañeros juntos y compartir varal un año más, la impaciencia por arrimar pronto el hombro y enseñar a los nuevos el paso a llevar. Las “discusiones” por la altura y la colocación en el costero con las que pronto acaba el capataz dando una voz sin necesidad de llamador. Domingo tras domingo, igualá tras igualá, ensayo tras ensayo, pones todo tu empeño y buena voluntad, porque la Madre del Cielo merece la mejor levantá.
Llega el Día, la hora, el pueblo de Madrid espera expectante a ver la salida de la “Guapa de Santa Cruz” -que así muchos la conocen- Nos colocamos todos al varal, seguimos las órdenes del capataz y a golpe de llamador, metiendo el hombro a pleno, la Virgen echa a andar, suena la banda. El paso poco a poco asoma por el portón de Santa Cruz, y acompañada con el Himno Nacional, primeros aplausos, emoción y lágrimas, y es que cuando procesionamos con la Virgen, cada uno guardamos algo que ofrecerle o por lo que pedirle perdón, no estamos debajo del paso en vano. Avanzamos por las pedregosas calles del viejo Madrid, llevamos a todos en el corazón, sobre todo a los que ya no están con nosotros. Llueven saetas con gran devoción, de esas que le ponen a uno los pelos como escarpias, ofrecemos levantás siempre de forma especial, llegando al cielo.
Mª Stama. de los Siete Dolores, Viernes Santo 2018. Foto: Rodoldo Robledo.
Entramos en Carboneras, prácticamente agachados, llega el gran respiro, la bendición del Pater y los cantos de las hermanas. Toca volver a la calle, parte de los madrileños aún espera a la Virgen. Tras una breve chicotá, llega el momento más emocionante de toda la estación, el Encuentro en la Plaza de la Villa con el Cristo de los Alabarderos. La plaza rebosa de gente, se hace silencio, la luna cae sobre la plaza, la Virgen espera a su Hijo, que llega acompañado por la mejor escolta. Mecemos e inclinamos a la Virgen frente al Señor como signo de respeto máximo. La estación continúa para ambos, avanza por delante el paso de nuestro Señor y detrás nosotros con la Virgen.
Queda el último tramo, Plaza Mayor, llenos aún de emoción por ver como en cada rincón el paso es recibido por el pueblo de Madrid. Se nota ya el cansancio, la Virgen nos inspira y da fuerza para que nadie quede sin rezarle a su paso.
Una vez atravesada la Plaza Mayor, llegamos a casa alegres de haber ofrecido lo mejor por una Madre que está en todo.
Elías Paramio Fernández.
Oscar Costa, Carlos Elipe y Elías Paramio.