PAN NAZARENO por Ángel Ruiz

  Hay tres jueves en el año que relucen más que el sol y hoy, jueves 20 de junio es uno de ellos.

  Aprovecho una festividad tan importante y solemne como es la del Corpus Christi, que hoy celebramos los católicos para anunciar una buena nueva.

  Tras haber aportado varios artículos de gran calidad a esta página web, hoy tengo la satisfacción de poder contar que «he fichado» a Ángel Ruiz para que sea uno de los colaboradores habituales de la misma, con sección fija, y pueda así expresar con libertad todo lo que nos quiera contar y aportar

  Hemos decido que sea “CRÓNICAS DE UN PESCADOR” el nombre que su sección, bajo la cual se irán publicando todas su colaboraciones.

  Esta nueva columna fija se suma a las habituales «FE, PASIÓN Y COFRADIAS 2,0» de Silvia Martínez, «EL MADRID COFRADE, PARA NO COFRADES « de Juanjo Granizo y «TRATA A LOS DEMÁS COMO QUIERAS QUE TE TRATEN» de un servidor.

  Ángel, la web mejora contigo. Adelante……

 


Pan nazareno

  Les pido hoy que recuerden, que vuelvan tan solo unos dos meses atrás: las tardes estaban pasadas por agua, los cielos grises. Había personas llorando, tristeza en el ambiente, calles vacías, no sonaban tambores; en fin, un drama.

  Muchos cofrades mostraban sin miedo sus rostros apenados porque la climatología no les permitía ser seguidores de su Señor un año más. Y es que visto así, no es plato de buen gusto para nadie.

  Sin embargo, aún encerrados dentro de los templos, llegó el domingo e igualmente todo volvió a cobrar sentido, porque llueva o truene, tenemos un Dios inmenso que nos resucita cada primavera. Y tan inmenso es, que viene ahora en un trozo de pan. Tiene tela.

  Creo que para nadie, por muy creyente e instruido en materia dogmática que sea, es fácil llegar a comprender de manera íntegra el misterio tan grande que supone la Eucaristía. Yo pienso que debe ser así, no se ustedes que creen.

  Les pido ahora, que sigan viajando atrás en el tiempo. Imaginen, por favor, y acompáñenme a un periodo comprendido en torno al año 33 de nuestra era.

  Hay un personaje cuya autoridad todos cuestionan, Alguien que habla de un Reino que ha de venir, que cuenta historias de un mundo mejor, que habla de amor. Un personaje que pasará a la historia como Jesús, el nazareno.

  Es un hombre que pisa como los demás, y se mezcla con todo tipo de gente; esa gente, que fascinada, podía tocarle, verle pasar a centímetros de ellos. Y no sabían la suerte que tenían. Imagínense estar ustedes allí, cuál sería su reacción, piensen.

  Piensen que el mismo Jesús de Nazaret al que siguen en Semana Santa, pasa en carne y hueso, en materia tangible; permítanme la expresión, ante sus mismas narices.

  Esto nos lleva a lo que defendía Santa Teresa, a la que profeso una gran devoción. A groso modo decía que no era capaz de entender a quienes pedían vivir en la época de Cristo sólo por conocerle y verle en persona. No era capaz de entender porque ella ya le veía en la Eucaristía, sentía lo mismo que sentiría al verlo en persona, reaccionaba de la misma manera; hablaba de la misma manera.

  Aprendí mucho de esto, y mi manera de ver esta fiesta cambió radicalmente.

  Les invito desde aquí a vivir un Corpus que se prolongue, a cargar pilas así. Veamos al mismo Jesús en ese trozo de pan que toma las calles, hablémosle y sobre todo, dejémonos enseñar para que cuando vuelva a entrar en los templos; sea el turno de ver salir a nuestro Corpus diario. Ojalá nos comprometamos tanto, que nuestra vida sea el Corpus, que los demás al vernos, vean también al que nos manda.

  El objetivo de este artículo era esta simple y breve reflexión, que le veamos, sólo que le veamos. Cito otra vez a la Santa: “No os pido más que le miréis”.

                         ______________

  Ahora, permítanme ampliar mi intervención con esta segunda parte.

  Carlos Elipe ha cometido la locura de darme la oportunidad de fijar mis pensamientos en su página regentando una nueva columna, con ilusión me pongo en manos del Espíritu Santo, para que guíe mis teclas en esta ardua tarea. Gracias Carlos, gracias de verdad.

  Decidí, tras mucho pensar, darle el título de “Crónicas de un pescador”. Título, si me permiten tratarlo como tal, al que doy mucha importancia en mi vida de fe. Simplemente porque en Pedro, Jesús mismo, el del Corpus, nos nombra a todos pescadores y a partir de ahí nosotros decidimos hacernos seguidores.

  Mi fe se sostiene en aquel hombre pobre que vivía en Nazaret y que inició la revolución cuyo testigo hemos recogido nosotros ahora. Desde su propia vida y figura, paso por mi esencia cofrade, y de la mezcla de ambas cosas nace una verdadera locura que espero estar a la altura de fijar en todas y cada una de mis intervenciones en la columna.

  Será un honor, amigas y amigos, hablarles desde aquí de la historia que estoy escribiendo desde que nací y que tiene como protagonista a mi Señor, Jesucristo.

Ángel Ruiz.

Compartir en:

You May Also Like