SEMANA SANTA EN ALCALÁ DE HENARES por Joel D. Hitos

Foto de portada: Jesús Despojado de sus Vestiduras saliendo de la Santa e Insigne Catedral-Magistral de los Santos Justo y Pastor en 2016. Foto: @Comunihdad

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Semana Santa en Alcalá de Henares

    El corazón de un cofrade es un órgano incompleto en estos tiempos tan complicados. Dos años sin el olor del incienso en la calle, sin el rugir de los tambores y sin el sonido del arrastrar de los pies de los costaleros cuando un paso de misterio camina imponente ante nuestros ojos. Sin embargo, el Señor estará en la calle, como siempre, como cada año, como cada día; como siempre. Y su Madre, María, aguardará bajo el palio de nuestra Fe al día en que, por fin, pueda pasear por las calles de su ciudad.

   Hasta que el anhelado día llegue, al fin (que llegará), toca vivir la Cuaresma, y una nueva Semana Santa, de una forma distinta, de esta forma a la que este maldito virus nos tiene ya acostumbrados. Tocará rezar en casa, y en la iglesia, y pedirles al Señor y a su bendita Madre por la salud de la humanidad. Esta es una forma igual de válida de vivir unas fechas que deben ser siempre de espiritualidad, y de encuentro y cercanía con Dios.

   Siempre podemos echar mano, además, a la memoria, recordando las semanas santas pasadas, esas en las que disfrutábamos de las calles sin ni siquiera intuir lo que se nos veía encima. Este artículo tiene esa intención, la de echar mano a la nostalgia, para hacernos más llevadera esta época de tristeza, e intentar llenarla, como debe ser, de esperanza. Recordaremos, en este artículo, la grandeza de la Semana Santa de Alcalá de Henares, haciendo un recorrido, a modo de “diario”, por todas sus estaciones de penitencia y hermandades penitenciales. Cabe destacar que, actualmente, esta Semana Santa tiene el calificativo de Fiesta de Interés Turístico Nacional.

   Alcalá amanece cada Domingo de Ramos con un olor especial, con un color especial y con una sensación que, estoy seguro, todo el que esté leyendo este artículo comprenderá. Ese cosquilleo, esa emoción, de saber que comienza la semana más especial para nosotros, la que hemos esperado tanto tiempo (y, en esta ocasión, más todavía). El Señor de la Borriquita inaugura, Triunfal, entre palmas y ramos de olivo, la semana de Dios. Pasea por las calles del casco histórico, cada año de mano de una de las hermandades penitenciales de la ciudad.

   El mismo día, por la tarde, llega el turno de la más nueva de las hermandades de Alcalá, pero no por ello menos importante, ni menos imponente: la Hermandad de Jesús Despojado de sus Vestiduras y María Santísima de la Paz y la Esperanza. El primer año, esta cofradía realizó su estación de penitencia partiendo de su sede canónica en Espartales, para finalizar su recorrido en la Santa e Insigne Iglesia-Catedral Magistral. Los años siguientes, por desgracia, no pudieron materializar su deseo de continuar este recorrido, pero no han dejado nunca de sorprendernos con su presencia por las calles del casco histórico.

   El Lunes Santo, las calles del centro de Alcalá se visten de luto, acompañando, en silencio, al Señor de los Desamparados y a la Virgen de las Angustias en su íntima y elegante estación de penitencia. Sobrecoge el alma observar, y escuchar, a esta hermandad en la calle, que destaca por su solidaridad durante todo el año, al ser los artífices de la Casa de Acogida Virgen de las Angustias, que ofrece comida y cobijo a los más necesitados de forma absolutamente altruista, y que no ha detenido su actividad durante la pandemia.

   El Martes Santo, a pesar de que ninguna hermandad realiza estación de penitencia, las hermandades de Jesús de Medinaceli y del Cristo de la Agonía organizan, cada año, una procesión para los mayores de la Residencia Francisco de Vitoria, llevándoles un pedacito de nuestra Semana Santa.

   El Miércoles Santo, dos estaciones de penitencia, ambas igual de impresionantes, y cada una con su estilo definitorio, llenan las calles complutenses: la Hermandad del Santísimo Cristo Atado a la Columna y María Santísima de las Lágrimas y del Consuelo y la Hermandad del Santísimo Cristo de la Esperanza y el Trabajo y María Santísima de la Misericordia engrandecen el Miércoles Santo alcalaíno. Una lo hace con sus característicos andares al ritmo de la música, y la otra con su elegancia malageña al compás de cornetas y tambores.

   El Jueves Santo llega el turno de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli, María Santísima de la Trinidad y San Juan Evangelista, una de las más numerosas en cuanto a hermanos; y de la Hermandad del Santísimo Cristo de los Doctrinos y Nuestra Señora de la Esperanza, una de las más antiguas, del siglo XVI.

   El Viernes Santo es el día que más hermandades se echan a la calle en Alcalá. Por la mañana, en la Madrugá complutense, la Hermandad del Santísimo Cristo de la Agonía realiza su estación de penitencia, inaugurando este día de luto, uno de los más importantes de la Semana Santa. Por la tarde, la Hermandad del Cristo de Medinaceli vuelve a hacer acto de presencia con su Procesión Trinitaria, en recuerdo de la antigua procesión general que se celebraba en la ciudad con todas las cofradías, y en homenaje a su hermandad madrina, la Archicofradía de Jesús de Medinaceli de Madrid. El Viernes Santo es, también, el día de la Hermandad del Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Señora de la Soledad, una de las imágenes con más devoción de nuestra querida ciudad. Pero no termina aquí el día, ya que, por la noche, las luces del casco histórico se apagan al paso del Santo Entierro, que impone y sobrecoge a todo el que lo observa.

   La tristeza por la muerte del Señor se termina con su Resurrección, que se conmemora con la estación de penitencia de la Hermandad de la Resurrección, con su multitudinario encuentro entre Jesús Resucitado y su Madre, Nuestra Señora de la Salud y del Perpetuo Socorro. Este broche de oro a la Semana Santa complutense nos deja siempre con una mezcla de alegría, por la celebración de la Resurrección, y de tristeza y nostalgia, al saber que debemos esperar un año más hasta la llegada de una nueva Semana Santa.

   Este año, será una celebración mucho más íntima (igual de válida, puesto que es época de introspección y oración), pero no por ello se renunciará a la veneración de las imágenes ni a la celebración de cultos litúrgicos. Asimismo, habrá cartel anunciador, como cada año, pregón en el Monasterio de San Bernardo (con el pertinente aforo limitado) y Vía Crucis en el Patio de Armas del Palacio Arzobispal. Otra Semana Santa más sin pasos en la calle, pero la Semana Santa no se cancela nunca. Sigue y seguirá siendo la semana de Dios, y los cofrades seguiremos teniendo ese cosquilleo en el corazón, y esas mariposas en el estómago que nunca se van del todo.

Joel D. Hitos

 

     

     

Jesús Despojado, Procesión Extraordinaria en enero de 2016. Fotografía de Rodolfo Robledo.
María Santísima de la Paz y Esperanza. Fotografía de Joel D. Hitos

    

Mª Stma. de las Angustias. Fotografía de Dream Alcalá

     

Santísimo Cristo Atado a la Columna. Fotografía de Joel D. Hitos
María Santísima de las Lágrimas y del Consuelo. Fotografía de Joel D. Hitos
Santísimo Cristo de la Esperanza y el Trabajo Fotografía de Joel D. Hitos

     

Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli 
María Santísima de la Trinidad

     

Stmo. Cristo Universitario de los Doctrinos. Fotografía de @Comunihdad
Stmo. Cristo Universitario de los Doctrinos. Fotografía de @Comunihdad
Nuestra Señora de la Esperanza. Fotografía de @Comunihdad

     

Santísimo Cristo de la Agonía. Foto original: Carlos R. Zapata
María Santísima de la Soledad Coronada. Fotografía de Francisco Jesús Rodríguez
Sagrado Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Fotografía de Joel D. Hitos
Procesión del Santo Entierro. Fotografía de Francisco Jesús Rodríguez
Dolorosa de la Hermandad del Santo Entierro. Fotografía de Francisco Jesús Rodríguez
 Fotografía de Francisco Jesús Rodríguez

     

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