SIN TI, SOLO HAY VACÍO por Pablo Martín del Viejo

Vacío… Esa es la sensación. Un gran vacío que todo lo envuelve. Vacías las calles, vacías las plazas, vacíos los arcos… Vacío todo Pozuelo.

Sin ti, solo hay vacío.

Vacío quedaba Pozuelo en septiembre del año pasado cuando perdimos tu presencia entre nosotros. Cuando te fuiste camino de Sevilla para volver más bella que nunca a principios del mes de febrero.

Al poco tiempo de tu regreso nos confinaron que no podíamos ir a verte. Con todo el consuelo que necesitábamos en esos momentos, debíamos mantenernos alejados de ti. Para protegernos nos obligaste a no visitarte. Como sabe una Madre proteger a sus hijos de cualquier mal…

Y de nuevo nos quieres volver a proteger quedándote en tu casa y no saliendo a nuestro encuentro.

Qué extraña esta novena. Otros años vamos descontando días como quien deshoja una flor….

El primer pétalo cae cuando te vemos en tu altar, erguida en tu excelsa majestad para  comenzar los cultos en tu honor. El segundo cae cuando tus hijos más pequeños te pasean por la plaza, con la ilusión iluminando sus rostros, soñando poder llevarte algún día sobre sus hombros como hacen los mayores. El tercer pétalo cae cuando comienza el Triduo y un predicador revela a Pozuelo cuanto valor tiene ser hijos de la Madre de Dios. El cuarto se deja caer el viernes, cuando los que quieren ser tus hijos, desean hacérselo saber al mundo entero, empezando a formar parte de tu congregación. Que caritas de emoción tienen los padres y abuelos cuando llevan a sus recién nacidos para imponerles la medalla, no tiene precio.

Comienza el trajín, sábado de fiestas, torrente de alegría que inunda las calles de Pozuelo y cae  ese quinto pétalo que toca el mármol con los primeros vivas tras cantarte la Salve.  

Ntra. Sra. de la Consolación. Altar de cultos 2020.

Y…. llegó el día, el día anhelado, ese día para el que trabajamos todo el año. Todos, absolutamente venimos a rendirte pleitesía. Ese día sí que inunda de pétalos el suelo de tu Iglesia, cada uno con una promesa, con una petición, con un agradecimiento….bendito olor que desprende el amor que Pozuelo te tiene.

Por ese amor celebramos Santa Misa en tu honor, llenando el aire de vivas y de piropos para ti.

Cuando cae el sol, llegó el momento. Sales de tu casa y como siempre tu corona intentar besar el dintel de la puerta. Cuando pisas el suelo de tu pueblo todo se para, el tiempo se detiene a tu paso y todos te miran. Esas miradas te imploran, esas lágrimas te piden, ese esfuerzo te levanta, esos pasos te mecen, esas llamas te iluminan, esas flores te engalanan, esa música te acompaña, ese olor a ti todo lo envuelve y no quieres que ese momento acabe nunca.

Cuando entras de nuevo en tu casa, cae el último pétalo de esa flor. Tus hijos te devuelven al cielo del que bajaste hace once días para hacerte presente entre nosotros. Parace que la flor se ha marchitado, pero no, está más viva que nunca, rebrota y así nacerán pétalos más bellos al año siguiente.

Este año, nos llevaremos a casa esa flor a la que aún le quedan unos pétalos por caer.

No queremos darnos por vencidos. Un año, solo queda un año para volver a tener todos estos sentimientos, un año para verte imponente sobre tus andas, conquistando corazones con cada uno de tus pasos, rompiendo las entretelas del alma con tu presencia en las calles. Sólo nos queda esperar.

Como diría el gran periodista y pregonero sevillano Antonio García Barbeito: “¿Que hay más grande que una espera, cuando se sabe que esa espera desembocará en la dicha plena?

Tranquilos mis impacientes paisanos, que solo nos queda un año para volver a tocar el cielo con las manos.

Pablo Martín del Viejo

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