Al encontrar el fabuloso estandarte en el Hospital de Princesa, del que publicamos un artículo en septiembre de 2019[1], empecé a interesarme por el legado que la reina Isabel II, dejó en el bordado cofrade del siglo XIX.
Durante este tiempo he estudiado y he acumulado gran cantidad de información sobre este legado y aunque el confinamiento ha parado la investigación, voy a intentar de una manera ordenada, ir publicando lo que he atesorado.
Es habitual encontrarnos en nuestra historia que las sucesivas reinas de España donen alhajas y prendas de vestir a un sin fin de Vírgenes repartidas por toda nuestra geografía patria, entendidos estos obsequios en muchas ocasiones como un intento de ganarse el favor del pueblo y sus sentimientos. Si bien es verdad que también en muchas ocasiones estos regalos los componen piezas pasadas de moda, en el caso de la Reina Isabel II esto no sucede y por el contrario se convertirá en la mas generosa de todas las monarcas españolas.[2]
Con este primer artículo trato de poner un punto de partida para hablar de ese gran «legado cofrade». Para ello, hay que trasladarse al 2 de febrero de 1852, día en el que estaba prevista la presentación de la recién nacida, la Princesa de Asturias, Isabel de Borbón “La Chata»[3] ante Nuestra Señora de Atocha.
La imagen de Nuestra Señora de Atocha es la más antigua de Madrid. Una talla de la que hay información ya en el siglo VII, y con una tradición de veneración en las casas reales que se remonta a Alfonso VII (1105 – 1157). Hay crónicas de visitas de los Reyes Católicos a la Virgen[4].
Ese día de febrero, la Reina Isabel II sufre un intento de asesinato en el Palacio Real, perpetrado por el cura Merino, con una navaja o estilete de unos 15 centímetros. La Reina consigue milagrosamente salir indemne del mismo. El estilete usado para atacarla debe atravesar un vestido con grandes brocados y termina por impactar contra una de las ballenas del corsé que lleva la monarca.
Esté corsé, que en sí mismo “es un documento histórico” se guarda en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid y he tenido la gran fortuna de poder verlo de la mano de quien lo ha restaurado, Dña. Silvia Montero Redondo[5]. Puedo afirmar, ya que se ve con claridad, como es una de las ballenas del corsé la que recibe el golpe del ataque, haciendo que este pierda fuerza y eficacia. Un pequeño y simple corsé que protege y salva la vida de la Reina y que de manera providencial, permite que se inicie en Isabel una singular relación con la “vida cofrade”.
Galería fotográfica del corsé realizada por @Comunihdad
De aquel atentado, al menos se derivan dos cuestiones que podemos tener en cuenta. La primera, la creación de un hospital, el de “La Princesa”[6].
La otra y que más nos interesa, es que una vez respuesta del atentado, se realiza la presentación de la Princesa como estaba previsto. La Reina entonces, decide regalar como agradecimiento a la Virgen de Atocha por interceder en su milagrosa salvación y pronta recuperación, la ropa y joyas que lleva el día que sufre el atentado. La entrega se realiza el día 18 de febrero, siendo emisario de la reina el Conde de Pinohermoso y estando presente para recogerlo, la Condesa de Salvatierra, camarera de la Virgen. En el relato de la entrega se cuenta como aun se apreciaban las señales del ataque y manchas de sangre[7].
Con este regalo, se confecciona una corona, una saya y un manto, que gracias a los Frailes Dominicos (custodios de la imagen desde el año 1523) y a la Real Archicofradía del Rosario de Nuestra Señora de Atocha, a día de hoy se conservan en perfecto estado.
Este manto, llega a ser tan importante para la Real Archicofradía, que uno de los estandartes representativos de la corporación (no en uso en la actualidad) se ve a la Virgen revestida del mismo.
El manto, como ropa de la reina, es elaborado en el taller de bordados de palacio. En las fotos que vemos a continuación, podemos observar el rico trabajo de artesanía de la pieza, donde destaca la perfección en el bordado del escudo de la casa real y la decoración de leones y castillos, ornatos que serán una constante en los vestidos y mantos que se borden en la época y que veremos en próximos artículos.
Se tiene conocimiento de la túnica entregada por el Rey Francisco de Asís en 1846[8] al Cristo de Medinaceli ejecutada en el taller de palacio, por lo que no era una novedad que esta familia real hiciera regalos a imágenes religiosas, como habían realizado ya sus antecesores en el cargo.
Lo que sí es novedoso en este caso, es que el significado que tiene el entregar la ropa de la Reina del día de su atentado y que a partir de ese momentos se realizan un sin fin de regalos y dádivas a base de mantos, sayas, túnicas y demás ornatos a otras tantas imágenes cristíferas y marianas por toda la geografía patria, en una cuantía nunca vista, elaborados en el taller de bordados del Palacio Real o por sus bordadoras de cámara.
Para terminar este primer artículo, aporto un nombre que ha destacado en toda la investigación y que ha sido recurrente en muchos de los documentos encontrados. De la mano de la reina Isabel II y de su taller de bordados del Palacio Real, hay una mujer que posiblemente sea la artífice/ejecutora de todo este legado: Rosa María Gilart.
En febrero de 1852, Rosa Mª Gilart es la afamada bordadora de cámara de la Reina, y pese a que el manto de la Virgen de Atocha, no aparece marca que referencie la autoría personal, hay pensar que esta pieza bordada ha salido de sus manos como dice la prensa de la época.[9]
Ella será la protagonista del próximo artículo.
Carlos Elipe Pérez
[1] Leer articulo “UN ESTANDARTE COFRADE PARA NO COFRADES” publicado en este web en septiembre de 2019 visible en:
https://www.unavidacofrade.es/unestandartecofradeparanocofradesprimeraparte/
[2] “De la reina de España a la reina del Cielo. Reales ofrecimientos y donaciones de trajes de Isabel II para ajuares marianos”. La Corte de los Borbones: Crisis del modelo cortesano. Vol. III. Madrid: Ediciones Polifemo, 2013, pp. 2003-2035. Ángel Peña Martín.
[3] María Isabel Francisca de Asís Cristina Francisca de Paula Dominga de Borbón y Borbón, primogénita de la Reina Isabel II, conocida popularmente como “La Chata” nació el 20 de diciembre de 1851 en el Palacio Real de Madrid. Fue bautizada en la Capilla Real del palacio y considerada Princesa de Asturias desde su nacimiento.
[4] La historia de la Basílica de Atocha: https://www.basilicadeatocha.es/quienes-somos/historia/
[5] Dña. Silvia Montero, es también la responsable de la restauración de la túnica de Nuestro Padre Jesús Nazareno “Cristo de Medinaceli” regalada en 1846 por el rey Don Francisco de Asís, marido de la reina Isabel II, la cual ha sido usada en la salida extraordinaria el pasado 5 de octubre de 2019.
[6] La Reina tras superar el atentado en palacio, decide la creación de un hospital, que mejore la situación sanitaria de la cuidad, y que tendrá en nombre de “Hospital de la Princesa”, en el cual encontramos el estandarte anteriormente citado.
[7] «Diario de Palma» 1852 número 59 página 4 relata en su primera columa, la entrega de manto en Atocha.
[8] Nota de la página web de la Archicofradía. https://www.archicofradiajesusmedinacelimadrid.org/historia
[9] Biblioteca Nacional de Espala. «La Época» 28-1-1852, n.º 902, página 3.
1 comment
[…] 1852 Manto y vestido a la Virgen de Atocha de Madrid. […]
Comments are closed.